El trabajo que no se ve

Ayer dimos la vuelta al pequeño gran barco ALFIN. Lo hicimos en la nave de Toni en Cambrils, cuya dirección y ejecución fue fundamental para el «final feliz».

Ahora toca lo más duro el lijado y preparación de la superficie para recibir el tratamiento anti ósmosis. Veremos como acaba todo…

Para las personas que no me conocen os diré que el ALFIN es un Pogo (clase serie de los «minis») de primera generación. En el último salón náutico de París se presentó el que será el Pogo 3 o de tercera generación. Así os podeis hacer una idea del tipo de velero que es el ALFIN. Se trata de una embarcació de regatas oceánicas o de altura, concebido para tripulaciones reducidas permite la navegación lejos de la costa. Esto es fantástico! no lo veis, un velero de 6,50 metros que permite vivir el alta mar a 1 o 2 tripulantes durante un tiempo determinado.

Si a esto le sumamos que al ser una embarcación relativamente antigua y por lo tanto relativamente económica, pues obtenemos un embarcación asequible para iniciarse en la competición de vela oceánica en solitario.

Pues bien es ahí donde quiero llegar, quizás soy un poco ignorante de las condiciones de vida que he de encontrar, quizás soy un poco «lanzado», no se, otros lo están haciendo y no se les ve demasiado castigados por la solitud extrema (cerca de los 30 días sin comunicación con tierra, en la última minitransat o transat 650).

No se quizás, quizás… pero tengo que hacerlo, lo veo claro y no puedo ignorar esta emoción que me inunda cuando salgo a navegar…